viernes, 28 de octubre de 2011

Hace tiempo!!!

-Leticia será mejor que ya te levantes. –gritaba mi madre desde su cuarto, se escuchaba algo agitada.
Yo no le conteste pues quería dormir otro rato pero ella insistió como queriendo que le respondiera, decidí levantarme pero no le diría nada. Deseaba desayunar un poco antes de ducharme, lo que estaba a punto de ver me quedaría en la mente como una obsesión. Al pasar por la habitación de mis padres:
-Ahhhh! Más, más, más por favor, ni se te ocurra llegar –mi mama estaba como poseída.
-Te va a escuchar Leticia –le susurraba papa.
-Y para qué crees que le grite tantas veces, para asegurarme que estuviera perdidamente dormida.    
-Si tú lo dices entonces prepárate para gritar todavía más, porque la tendrás aun más adentro.
Era impactante ver a mis padres cogiendo. Mi papa; Álvaro de 39 con un cuerpo bien formado y no musculoso ni bien marcado, quiero decir que sin la barriga que regularmente tienen los casados, con los músculos en su lugar y bien erguido pues al caminar parecía que se sentía orgulloso y en perfecto estado, cabello y ojos muy negros, solo diré bien parecido al tratarse de mi padre a quien describo, por la cara que tenía mi mama y la distancia a la que se la cogía que no era tan cerca, imagino que debe tener una grandioso pene reluciente en la cabeza y textura deliciosa y sabor aun mejor, esto ya de mi imaginación. A mi madre, Carolina ya la conocen un poco, que por aquellos tiempos tenía 32 y que si hay que decir algo de ella se debe mencionar su grande y redondo trasero, sin caer en lo grotesco ni exagerado, para algunos, pues está así gracias a las sesiones de gym que a diario tiene y una cinturita que en comparación con sus caderas la hacen ver deliciosa, escuche decir una vez a mi padre por teléfono; ella tiene el pelo castaño claro como yo y unos ojos verdes un tanto oscuros, su belleza se compara con la guapura de mi padre, son el uno para el otro.
-No grites por favor pues ya casi entra toda –le advertía mi papa.
-Recuerda la ultima vez Álvaro, me dolió muchísimo cuando la metiste toda, sentí como tocabas mi fondo –entre gemidos hablaba mi mama.
-Pero si temblabas y me pedias mas, así que aguanta ya que no quieres que te dé por detrás, por lo menos dame este placer.
-Mmmmmm –mi madre se mordía los labios y apretaba muy fuerte los ojos.
-Ya ves como si lo soportas.
La mitad del cuerpo de mama sobre la cama con las rodillas apoyadas en el suelo y mi papa hincado detrás suyo se sujetaba fuertemente de sus caderas, podía ver claramente como mi mama se acercaba una almohada la mordía y luego se hundía en ella intentando apagar sus gritos y gemidos, en cuanto estuvo toda la verga dentro, la cara de mi madre se descompuso era más bien de dolor y le pedía casi inaudible que parara, que le lastimaba su gran pene, pero ni con los halagos que le hizo, mi papi se la saco.
-Espera solo un poco ya casi exploto, sentirás un poco más cálido ahí dentro.
-Bastaaaaa! Me lastimas –con una mano mi madre lo empujaba por el vientre.
Mi padre tambaleante por la llegada de su leche casi cae para atrás, se sostuvo y pudo arrojar toda su carga en la espalda a mi madre, ella se dolía y se llevaba las manos a su vientre.
-Uffff, Carolina me tienes enamorado, te juro que si solo me dejaras darte por ahí, estarías muy emocionada –papa le señalaba casi tocándole el rosado ano.
-Déjame en paz, eres un inconsciente, no imaginas el dolor que siente cuando te tocan el fondo es bastante intenso y a ti solo te importa tu placer. –mi mama casi lloraba.
Mi papa se incorporo y fue ahí cuando reaccione pues de no hacerlo tan rápido me atraparían, corrí intentando no hacer ruido hacia la cocina…

Mi hija (2)

Todo el día pensé en lo sucedido pero por nada del mundo podía quitarme de la mente aquel delicioso culo de mi hija, ella media tal vez 1.65 tenía el pelo castaño claro, la piel blanca, unos ojos grandes con mirada que siempre planea algo, unos pechos que en realidad eran pequeños en comparación de su redondo y perfecto culo. Antes de lo ocurrido esa mañana jamás había pensado de esta manera en mi hija pero ahora lo único que ocupaba mi mente era como le ajustaba aquella tanga casi a reventar que solo dejaba a la imaginación su preciosa rajita cosa que yo ya no tenía que imaginar pues me la había ofrecido en tan afortunada y detallada imagen.
Formule un plan para la mañana siguiente que no tenía nada de complicado ni me había quebrado la cabeza en pensarlo. Lo que iba a hacer seria despertarme y alistarme como todos los días esperar en mi habitación para ver de qué manera se comportaba Leticia. Desde la cerradura de mi cuarto se podía ver todo el pasillo que unía los cuartos y el baño que era el único  así que en cuanto escuchara algún ruido comenzaría a espiar. Mi mujer se fue a la misma hora de siempre y Laura se despidió de mí un momento después, la rutina estaba de mi lado. Al terminar de alistarme me recosté y espere no más de cinco minutos, en ese momento escuche como se abría el cuarto de Leticia y corrí sin hacer un solo ruido a la cerradura, ahí estaba completamente desnuda solo cargaba su toalla y algunas prendas, seguro siempre se alistaba en el baño, se escuchaba el agua correr y descubrí que dejaba abierta la puerta del baño con esto lo único que pude admirar fue su silueta a través de la puerta plástica, en cuanto el caer del agua se dejo de escuchar yo me aliste a un costado del armario.
Ahí estaba secándose con una sensualidad natural, tocando cada parte de si como disfrutándose, quise que la crema la reemplazara mi semen  y que mi tronco se metiera en sus nalgas como la tanga rosadita que ahora se ponía, se termino de vestir con una mayas que por poco no le entran gracias a su tremendo trasero con la marca de la tanga casi descarada, así salió del baño y una vez en su cuarto yo tuve oportunidad de regresar al mío. Tardo poco en volver, al salir llevaba unos tacones que la levantaban no menos de 12cm con plataforma, estos eran rosas en combinación con los tonos de su blusa y la diminuta tanga que tal vez yo no sería el único en notar. Ya no podía más, la corrida fue más grande y placentera que cualquiera, incluso con mi esposa vestida más sexy. Estaba hipnotizado por el culo de mi hija.

Ya solo pensaba en ella, no había más en mi cabeza que aquel culo marcado por las tangas que a diario usaba, toda la semana transcurrió en una enajenación de solo querer verla después de ducharse, casi pude memorizar cada rincón de su cuerpo, cada pliegue de su apretado ano, cada centímetro de aquella redondez que ya me parecía descomunal y que me mataba cada qué vez que se agachaba.
Ya era viernes y después de mi alegría mañanera Leticia se marcho, la falda que llevaba en cualquier escalera dejaría ver aquellos cachetes y el delicioso arco que se le formaba con solo un hilo blanco tapando su sexo. Mi corrida fue abundante pero me sentía todavía muy caliente así que decidí husmear en su cuarto; cual sería mi sorpresa que tenía dos cajones de su armario repletos de ropa interior y lencería, podría jurar que no tenía una sola panty o minibóxer, todo ahí eran tangas, hilos, ligueros, medias en diferentes colores y cosas por el estilo, infinidad de ropa tan sexy y tan atrevida que solo de imaginarla vestida con algo de ahí logre correrme una vez más. Algunas de las tangas estaban deshilachadas seguro seria de la excesiva tensión que ejercía el culo de Leticia. En otro de los cajones encontré muchos condones, cremas para estimular, lubricantes y un par de dildos; uno de buen tamaño, era de suponer y otro mucho más pequeño para el cual mi mente no tuvo que pensar más pues seguramente aquel pequeño habría ya visitado varias veces su rosado y apretado ano. Una memoria portátil me parecía extraño en aquel cajón pues podría decirse que ese espacio era el lugar de placer de mi hijita, no espere mas y decidí revisarla; inmensidad de carpetas que contenía me hacían desistir pero mi calentura no y en ese instante se me presento otro regalo, una carpeta repleta de imágenes con Leticia en todas las posiciones que conocía e incluso algunas que no imagine, cada prenda que estaba en los cajones de arriba ahora dejaba de imaginarlas pues las fotos me daban detalles de cómo le quedaban a la perfección. Su novio la cogía con las tangas puestas, se corría en su espalda y cara, la falda que hoy vestía en una de las imagen la tenia subida hasta la cintura y la tanga amarrada en una sola pierna con sus carnosas nalgas rojas de sexo desenfrenado, la mayoría de las fotos mostraban su cuarto, muy pocas seguramente en algunos hoteles y otras tantas sorprendente; en las escaleras, estacionamiento y azotea de nuestro edificio. Sin más la siguiente imagen me enseñaba como el tarado de su novio le atravesaba el culo, en broma mostraban todos los condones que habían ocupado y como si estuviesen dando una clase tomaron paso a paso como se debe coger por el culo, la cara de dolor y placer de mi hija me extasió, me encontraba temblando de placer y me corría casi sin tocarme. Ese viernes llegue muy tarde al trabajo pues me quede dormido por un buen rato.
A mi hija le fascina el sexo y a mí me fascinaba mi hija, esto se transformaba cada vez más en algo tan prohibido que me excitaba el solo pensar en rozar su piel (y romperle el culo).Las fotos, su lencería, sus dildos y las mañanas maravillosas que me ofrecía ya solo me dejaban a la imaginación el cómo sería cogérmela.
Pasaron un par de semanas todo el tiempo estaba excitadísimo, por las mañana me costaba disimular mis erecciones claro que pude desahogarme con mi esposa en repetidas ocasiones y aun estando mis dos hijas en casa le pedía a mi mujer que se vistiera de esta o de aquella manera, yo pensando en lo más parecido a Leticia, le regale prendas iguales a las de su hija pues hay que reconocer que prefería la lencería fina a lo que ella se extrañaba  me miraba con rareza pero terminaba cediendo; pasábamos noches y mañanas excitantes pues la puerta nunca tenia seguro y en cualquier momento podían entrar Laura o Leticia y encontrar a su madre metida en una deliciosa y diminuta tanga o bien empinada al borde de la cama y de un orgasmo apagando sus gritos con la almohada. Después de todos estos años Caro nunca me permitió meterle el rabo por el culo lo mas que habría permitido eran un par de dedos y siempre terminaba enojada cuando insistía, eso a mí me desanimaba pues me castigaba y dejaba de chupármela, en fin, esta última semana yo insistía mas y mas en romperle el culo pero resultaba en vano terminaba molesta y se dormía o se marchaba a trabajar.
Llego un viernes más, decidí tomarme el día y rondar un poco por el cuarto de mi hija, toda la mañana me masturbe viendo las fotos de Leticia, creo que no dejaría de sorprenderme pues esta vez la carpeta además contenía varios videos:
-anda debes chupármela- decía su novio
-no, estoy muy caliente quiero que la metas por detrás- le respondía Leticia
Ella estaba de pie frente a la cama con un apenas liguero negro que sostenía aquellas medias que delineaban agudamente sus hermosas piernas, como me fascino aquella escena, subía a la cama, se giraba y ya en cuatro apartaba la tanga de entre sus nalgas contrayendo y relajando su preciado agujero como llamndolo para succionarle todo el tronco, le pedía ansiosamente a su novio que la partiera en dos. Era un fastidio mutuo:
-No lo hare hasta que me hagas llegar en tu boca.
-¿sí? pues qué más da, por aquí tengo un amigo que seguro quiere estar dentro de mí.
Acto seguido se dirigió al cajón del cual yo sabía que sacaría, pero mi sorpresa y excitación crecieron cuando eligió el más grande y si que estaba GRANDE. Yo no parpadeaba:
-¿Estás segura?
-Claro, si quieres puedes quedarte ahí acostado y mirar como él no se niega.
Estaba enrojecida de lo caliente que se encontraba, lo que siguió me dejo boquiabierto. Saco el frasco de lubricante, regreso a su posición y ya untaba con el aceite su preciado ano, se tocaba con tal destreza que su esfínter enseguida le permitió la entrada, lo tenía muy entrenado, a lamidas preparo el tronco artificial de tamaño descomunal y de una sola embestida lo metió todo, su grito no se hizo esperar, era una verdadera puta y me derretía, el mete y saca la agitaba, estaba loca del sexo que se estaba proporcionando, su rostro estaba pegado a la cama y sus piernas temblaban pero eso no le importo pues al instante encendió el vibrador, podía percatarme de todo ya que el grababa bastante cerca lo que agradecí infinitamente, gimiendo intensamente sin llegar a los gritos se desvaneció pues estaba rendida y yo maravillado de lo que acababa de ver. Los demás videos no me estimulaban tanto como el primero pues en uno se podía ver a Leticia dando una mamada:
-imagina que llegaran tus padres y nos encontraran así, eso si nos metería en un gran lio.
-¿entonces paro?
-no no no ya casi llego y ahora tendrás que tragarte todo lo que me salga, lo prometiste. -Decia Pablo agitado.
Ella quiso contestarle pero la callo metiéndole el pene de un solo golpe hasta la garganta, estaban en la cocina de nuestra casa, eso sí era descaro, casi al final se veía a Leti mostrar en su boca toda la leche que él le había dejado  y contenta se la tragaba. Un par mas de estos videos la mostraban con sus ya famosas tangas, para mi claro, y el tarado de su novio bombeándola a todo y comiéndole el coño delicioso, por lo que él decía. Yo estaba seco de todas las veces que las imágenes de mi hija me habían hecho llegar así que decidí dormir el resto de la tarde....

martes, 25 de octubre de 2011

Mi hija

Ocupare este medio para desahogar todo lo que hasta ahora me ha pasado, aunque sé muy bien que es algo prohibido por la sociedad también sé que es algo que me enloquece desde el primer momento que lo viví.
Comenzare por resumirles que tengo un matrimonio estable los dos trabajamos y así hemos sacado adelante la familia, yo estoy entrado en los 40 y mi esposa Carolina acaba de cumplirlos, tenemos dos hijas la mas chica Laura tiene 20 y la otra Leticia 21. No mentiré gran parte de esto es real puedo jurarlo, en cuanto algunas partes debo admitir que pertenecen a mis más profundos deseos y solo rezo para que algún puedan ser reales también.
He amado a mis hijas como un padre debe amar pero con Leticia siempre me ha costado más trabajo que con Laura ya que esta es muy cariñosa y se interesa más en conversar conmigo a cambio de su hermana que hace todo por eludirme y un beso en la mejilla es lo mas cariñoso que había recibido de ella.
Todo comenzó aquel día en que mi mujer al marcharse al trabajo y Laura a la facultad solo nos quedábamos Leticia y yo en casa pues ella ya trabajaba para un periódico y mi horario laboral me permitía descansar un rato mas por la mañana pero debido a una noche agitada ese día dormí más de lo debido, en cuanto me percate salí disparado de la cama y en un segundo ya estaba desnudo listo para ducharme, al dirigirme al baño sin tiempo de reaccionar me tope con Leticia desnuda y aun mojada, pues tan tarde era que me había ganado la ducha; pero eso no era lo que me alteraba sino la posición en que se encontraba y es que ahora que lo razono debió estarse depilando pues se encontraba totalmente empinada con el culo abierto de par en par, aquello que se me mostraba era un deleite; un ano rosadito y tan tierno si un solo vello, sus nalgas turgentes y grandiosas además de que las tenía tan paraditas y un coño que solo dejaba ver una rajita sin más, deben imaginárselo como cuando las mujeres aun no se terminan de desarrollar.
Afortunadamente ella ni siquiera me noto pues me quede congelado, antes de que me viera, me obligue a quitarme de ahí inmediatamente y es que el tiempo se detuvo mientras contemplaba aquella hermosa escena y volvería a mi hasta ser visto por mi hija.  En vez de hacer lo correcto y retirarme a mi cuarto  hasta que ella estuviera en el suyo,  lo que hice fue esconderme tras un armario que estaba cerca, desde donde podría seguir admirando tan exquisita imagen. Seguro ella pensaba que yo me había marchado hace ya un rato y eso debía aprovecharlo, que tan bien lo hice que pude mirar de qué manera  se untaba crema por aquel joven cuerpo, manoseándose las piernas y aquel abultado pero firme trasero, esto me provoco casi eyacular pues mi pene estaba firme desde el instante en que la vi. Ahí no terminaría todo pues por lo visto ella se  arreglaría en el baño; lo que siguió me tenia al borde de casi explotar, nos había comentado que tenía una presentación importante y que al salir se vería con su novio Pablo, un tipo que para ser sinceros no me caía nada bien, debido a esto entre sus prendas estaba una pequeñísima tanga negra que con tanta delicadeza se puso además de unas medias de igual color con lo cual no pude contenerme más y en ese momento explote salpicando la pared con una abundante lechada.
Regrese a mi cama sin que lo notara Leticia y ya recostado me sentí muy culpable de lo que recién había ocurrido, al parecer ella no se percato nunca que yo seguía en casa y lo que me saco de mis pensamiento fue el portazo que dio al marcharse...

Comienzo humedo.

Todas las experiencias y fantasías que le habían proporcionado horas de placer, ahora no quería guardarlas para sí misma, compartir las noches en que algún tipo la habrá tenido acariciando un orgasmo o mejor aun con las primeras sensaciones que le incitaban  a que un buen día se descubriera a sí misma en un espejo, con la mitad de un consolador metido en el ultimo orificio de los tres posibles que le quedaba virgen; su primer sexo anal; se fusionaban dolor y placer pero al final el placer la vencía.

Le entusiasmaba compartirlo con alguien más, pues sus fantasías le obligaron a comprarse infinidad de lencería, juguetes y artículos para alcanzar un placer inaudito. Cada noche se dormía por el cansancio que le provocaba el tocarse.

Este espacio lo ocupara para desenvolver toda su sexualidad, quiere cada vez.